Poder observar las clases de español
de otros profesores es una buena forma de enriquecer la propia práctica
docente. Gracias a la observación podemos evaluarnos, aprender nuevas técnicas
y analizar la clase desde una nueva perspectiva. El sábado pasado pude
presenciar, junto a mis compañeras Ana e Ingrid, la clase que dio una de las profesoras del Instituto Cervantes de Roma. Se trata de un curso A1.1 de 30
horas de duración que se imparte los sábados desde las 9.15 a las 12.00
hs y que cuenta con 15 alumnos de edades muy variadas que oscilan
entre los 17 y los 65 años. A la clase del sábado pasado, que era la sesión 7
de 10, asistieron 14 alumnos. Los objetivos generales de la sesión eran:
repasar y ampliar el léxico de la ropa y de los colores, repasar los recursos
para referirse a objetos (demostrativos y pronombres interrogativos: qué y
cuál) y conocer otros nuevos (artículo + adjetivo), repasar los numerales hasta
el 100 y aprender el resto de los números, aprender a expresar necesidad
(tener que + infinitivo) y recrear. un pequeño diálogo en una tienda
(función comunicativa).
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La clase comenzó con puntualidad
incluso unos minutos antes de lo esperado ya que ,si bien inicia las 9.15, a
las 9.05 la mayoría de los alumnos ya estaba dento de la clase. Sin embargo, la
profesora prefirió hacer un poco de tiempo para esperar al resto de los
estudiantes. Para ello optó por relajar el ambiente preguntándoles cómo
estaban y donde habían estado ya que no se veían desde hacía dos semanas.
Además aprovechó esos minutos para presentarnos a las profesoras “en prácticas”
que ese día íbamos a observar la sesión, es decir, a Ingrid, a Ana y a mí. Les
contó quienes éramos, por qué estábamos allí y luego nos dijo que nos
presentáramos diciendo nuestro nombre y de dónde éramos. De esta forma,
logró integrar de forma natural nuestra presencia en la clase. Realizó
varios comentarios divertidos como “al final vais a conocer a todos los
profesores del Cervantes” ya que el sábado anterior habían tenido a otra
profesora.
Una vez realizadas las
presentaciones, y tras romper el hielo de los primeros minutos, presentó los objetivos de la clase utilizando el proyector de la pizarra
electrónica. De esta forma, repasó cada uno de los temas que iban a tratar,
aclarando cuándo se trataba de aprender algo nuevo y cuándo se trataba de
repasar conocimientos ya adquiridos. A su vez, también explicó las funciones de
cada uno de los argumentos dando ejemplos para que sean más comprensibles y
bromeando sobre algunos de ellos para hacer más amena la presentación. A lo
largo de toda la sesión la profesora se dirigió a los alumnos por su nombre. Como
sabe que suele confundir el nombre de dos alumnos (Giacomo y Simone) aprovecha
la situación para bromear al respecto y quitarle importancia al asunto. Las
explicaciones que ofrece son pertinentes al nivel y a los conocimientos previos
del alumno. Además, habla despacio y gesticula bastante para hacer más
comprensible lo que está diciendo, ofrece un modelo de lengua claro y correcto.
Otra de sus principales características es que utiliza un tono desenfadado,
sonríe continuamente y bromea sobre determiandos aspectos para hacer la clase
más amena.
A la hora de tratar los errores se limita solo a corregir aquellos errores que son pertinentes al nivel
y para ello utiliza diversas técnicas. Por ejemplo cuando se tata de un error
de pronunciación, les pide a los alumnos que repitan la frase. ¿Cómo lo hace?
apenas terminan de decirla les pregunta “¿qué?” y si no se dan cuenta en dónde
está el problema les repite toda la frase hasta el error para que sean ellos
mismos quienes lo corrijan. En cambio, cuando se trata de un error gramatical
que se comente durante una trabajo grupal con toda la clase, la profesora les
pregunta al resto de los compañeros si están o no de acuerdo y por qué. Una vez
que ellos dan su opinión, ella da la respuesta correcta. Cabe destacar que este
procedimiento de preguntar al resto de la clase no lo hace solamente cuándo hay
un error sino también cuando es correcta la frase, de esta forma los alumnos
tienen que justificar su respuesta. Con respecto a la corrección de textos escritos,
les dice que no se preocupen por la cantidad de correcciones que tienen sino
por el tipo de error que han cometido.
En lo que respecta a los deberes,
les pregunta a los alumnos que no los han entregado por qué no la han hecho
(utilizando siempre un tono desenfadado) y luego dedica unos minutos a
recordarles que es importante que lo hagan y que todavía están a tiempo.
En relación con las referencias
culturales, la profesora transmite muchas referencias positivas. Por
ejemplo, cuando nos presentamos y decimos nuestra nacionalidad (Perú, España y
Argentina), hace hincapié sobre la suerte de tener distintas variedades del
español en clase. En otro momento mientras corrige la pronunciación hace
hincapié en que la letra “z” se puede pronunciar como “s” o como “c” y que
cualquiera de las dos formas es correcta. Además a lo largo de la clase
introduce de forma espontánea distintos contenidos culturales. Por
ejemplo cuando repasan el léxico de los colores, aprovecha la ocasión para
hablar de la diferencia entre la banana y el plátano y para explicar por qué en
España se utiliza más este último término a diferencia de lo que ocurre en
Latinoamérica. Otro caso es cuando surge por primera vez el vocablo “botas”
hablando de las prendas de vestir. En ese momento aprovecha la
situación para decir que Italia es “la bota de Europa” y que España y Portugal
son la cara, haciendo referencia a la forma que tienen estos tres países.
Con respecto a las actividades cabe
destacar que las explicaciones son claras y efectivas, que cumplen el objetivo
para el que fueron diseñadas y que están perfectamente articuladas entre sí por
lo que en ningún momento se hace brusca la transición entre ellas. Por lo
general al dar las instrucciones de los ejercicios la profesora suele decir
cuántos minutos tienen para hacerlo y les suele recordar que presten atención a
las muestras de lengua que tienen a su disposición. Las formas de
agrupamiento varían según el tipo de ejercicio aunque, por lo general, se
trata de actividades en las que participa todo el grupo (en donde la profesora
va nombrando quién tiene que realizar el ejercicio) o de actividades en parejas
(con el compañero de al lado) o en grupos de tres. Solo en una ocasión se
realizó un ejercicio de forma individual, se trataba de una actividad que
proponía un tema nuevo: tener que + inifnitivo. Cuando la tarea se realiza en
pequeños grupos la profesora va pasando por cada uno de ellos, escuchando lo
que dicen y respondiendo a sus dudas. En referencia al método de enseñanza-aprendizaje
podemos decir que durante toda la clase se fomenta la inducción y la
autonomía ya que son los alumnos los que a través de sus hipótesis y
razonamientos dan respuesta a las preguntas del profesor o a las dudas de sus
compañeros. Por ejemplo, cuando surge una duda sobre cómo se escribe una
palabra, muchas veces, la profesora les piden que sean ellos mismos quienes la
deletreen mientras ella la escribe en la pizarra.
Las actividades son adecuadas al
nivel y además la profesora es capaz de ampliar los ejercicios que ofrece
el libro, ampliando así el léxico y permitiendo que todos lo alumnos puedan
participar. Por ejemplo, para ampliar el léxico de los colores la profesora
aprovecha el ejercicio que están haciendo para preguntar sobre los colores de
las banderas de Italia, España e incluso de Argentina, Perú y Andalucía. De
esta forma, vuelve a integrar no solo nuestra presencia sino también los
conocimientos previos de los alumnos. También me gustaría destacar que cada vez
que la profesora tiene que ampliar un argumento que los alumnos ya conocen,
parte del repaso de los conocimientos previos de los estudiantes.
Otro factor a tener en cuenta es que
después del descanso la clase comienza con un ejercicio grupal en el que
a través de distintas imágenes se repasa el léxico de las profesiones y de la
ropa. A medida que se acerca el final de la clase la profesora opta por
realizar actividades más amenas como una especie de enigma que hay que
descifrar con números y letras o un audio. En definitiva, las actividades
son atractivas y los alumnos están atentos y muy motivados.
Con respecto a los recursos utilizados
en la sesión la profesora se desenvuelve muy bien con la pizarra digital, la
cual utiliza como proyector para mostrar las actividades del libro y para
proyectar imágenes. También la aprovecha para subrayar palabras claves, por
ejemplo cuando explica la expresión de necesidad (tener que + infinitivo) en
donde subraya cada componente con un color distinto o para tachar (cuando se
trata de ejercicios en los que hay que rellenar) las opciones que ya se han
elegido. A su vez, aprovecha internet para realizar búsquedas en Google cuando
hay dudas sobre léxico o sobre algún tema de carácter cultural. Además de
utilizar el libro, internet y la pizarra digital la profesora les da a los
alumnos fotocopias con material complementario. Se trata de una ampliación de
la explicación gramatical de los demostrativos en donde se incluyen
algunos ejercicios.
En relación con la gestión del
tiempo podemos decir que el tiempo que se dedica a cada actividad es
suficiente para poder realizarla (no suele sobrepasar los 10-15 minutos), la
secuenciación ayuda a asimilar las conocimientos y la transición de una
actividad a otra es natural. Sin embargo, es cierto que al último ejercicio, es
decir, al de la función comunicativa le faltó un poco de tiempo para poder
poner en práctica la conversación en la tienda.
Con respecto al cierre de la
clase podemos decir, que si bien faltaron unos minutos para profundizar en
el último ejercicio, cierra perfectamente el círculo de lo aprendido y de lo
tratado durante la sesión. Antes de terminar, la profesora dice cuáles son los
deberes y se despide hasta la clase siguiente.
Por último, me gustaría destacar
otros detalles que pude observar durante la sesión y que considero de especial
relevancia:
- los alumnos utilizan
su lengua materna para comunicarse entre ellos, para responder a preguntas
que no están relacionadas con el ejercicio o para hacer preguntas sobre la
gramática, ya que no disponen de los recursos necesarios para poder
hacerlas en español.
- La profesora les da
“trucos” para la pronunciación y para que puedan recordar el léxico. Por
ejemplo cuando repasan el léxico de la ropa les recuerda el vocablo
vaqueros y les explica que viene de los vaqueros del lejano oeste, de las
vacas. A su vez, cuando les cuesta pronunciar una palabra les recuerda que
lo mejor es dividirla en sílabas .
- Cuando los alumnos no
entienden algo la profesora suele explicarlo casi siempre en español, en
muy pocas ocasiones utiliza el italiano para traducir conceptos o
explicaciones.
- Las condiciones de la
clase en cuanto a luz, ruidos externos y ventilación son óptimas.
Sin duda, la observación ha sido una
experiencia muy enriquecedora en la que he podido aprender muchos “detalles”
que a veces se nos escapan de las explicaciones teóricas. Es por eso que elegir
solo tres elementos a imitar en mi futura práctica docente no es fácil.
Sin embargo, he optado por los que considero más difíciles de realizar debido a
mi escasa experiencia como profesora, es decir:
- una correcta
secuenciación de los contenidos de la sesión, en donde cada ejercicio se
relacione con el anterior y le permita al alumno poder realizar la
actividad que vendrá a continuación;
- la correlación entre
los distintos ejercicios, es decir, introducir en ellos conocimientos
previos de los alumnos para repasarlos de forma casi inconsciente. Por
ejemplo, aprovechar un ejercicio de repaso de numerales para introducir
léxico de nacionalidades y profesiones.
- gestionar
correctamente el tiempo y lograr que el cierre de la clase, sea también el
cierre del círculo que abrimos al inicio de la sesión.
DECÁLOGO DE
BUENAS PRÁCTICAS PARA PROFESORES DE ELE
- Una correcta
planificación es la base de una buena sesión.
- Es necesario tener muy
claros cuáles son los objetivos de la sesión.
- El repaso de los
conocimientos previos es tan importante como la adquisición de nuevos
conocimientos.
- La sesión se tiene que
terminar no porque haya acabado el tiempo sino porque se ha cerrado el
círculo.
- Es fundamental
incentivar la inducción y la autonomía de los alumnos.
- Hay que aprovechar las
ventajas de las clases grupales y fomentar las tareas en las que participe
todo el grupo y el aprendizaje cooperativo.
- Es necesario presentar
los objetivos de la sesión al inicio de la clase y no está de más volver a
recordar algunos de ellos en determinados momentos.
- Es muy importante
introducir contenidos culturales apropiados al nivel y al tema que se está
tratando.
- Hay que corregir, como
regla general, solo los errores pertinentes al nivel.
- Saber gestionar el
tiempo es fundamental para que los alumnos puedan asimilar los contenidos
y para evitar tiempos muertos y actividades de relleno.